Tal es el corporativismo italiano o el nacionalsindicalismo español. El nacionalismo económico, con autarquía y dirección centralizada se adaptaron como en una economía de guerra a la coyuntura de salida de la crisis de 1929, con un importante nivel de proteccionismo.
No obstante, no hubo en ningún sistema fascista ni planes quinquenales al estilo soviético, ni cuestionamiento de la propiedad privada siempre que cumpliera lo que el Estado dictaminara como «función social», ni alteraciones radicales del sistema capitalista convencional más allá de una fuerte intervención del mercado favoreciendo determinadas áreas de las grandes empresas industriales.
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