El fascismo rechaza la tradición racionalista y adopta posturas de desconfianza en la razón y exaltación de los elementos irracionales de la conducta, los sentimientos intensos y el fanatismo.
Se busca con todo cinismo la simplificación del mensaje, con absoluto desprecio por sus destinatarios:La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas...
"Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad."
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